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Caminando por los Himalayas solo y sin Guía

¿Y es que quién que ame las montañas no ha soñado con los Himalayas?

  • 2 rutas de trekking en los Himalayas – *Annapurna base camp + Mardi Himal Trek
  • 8 días caminando por las montañas 
  • 130 kilómetros recorridos
  • 8.380 metros de desnivel positivo
  • 7.930 metros de desnivel negativo
  • 1 alma feliz

Me encontraba en el pequeño pueblito Nepalí: Pitam Deurali. Era nuestro 4to día caminando en el Annapurna Conservation Area, un área protegida alrededor del imponente Annapurna, una de las 14 montañas del mundo que su altura está por encima de los 8.000 metros de altura. 

Los días anteriores, los pasamos caminando Valentina y yo juntos, a través de pequeñas villas de gente bonita y ojos profundos. De niños que saludaban en el camino con una sonrisa pronunciando “Namasteee”, mientras a nosotros se nos dificultaba cada vez más respirar por la altura. Íbamos solos, sin guía, sin conocer el camino.

Esta es la historia que a mi amigo Pablo Mesa le encanta repetir por ahí: “El calvo que andaba caminando en el Annapurna con un morral de la Barbie y en mochos”. Pues tiene un poco de razón.

Notas itinerario himalaya
Notas del itinerario en la libreta viajera

Para ese momento, Valentina y yo llevábamos casi 6 meses desde que partimos de Colombia, yo había empezado con 500 dólares en el bolsillo. Ya habíamos pasado por Estados Unidos y por India. Pero las sagradas montañas nevadas nos llamaban. Nuestra base fue Pokhara, la segunda ciudad principal de Nepal (que a mí me recordaba mucho a Medellín). Leí un par de blogs sobre estos trekkings en la montaña, le preguntamos a un par de personas del hostal sobre el camino. 

Esta era la situación:

Estábamos en la época de invierno, hacía mucho frío, había mucha nieve en el camino, no teníamos crampones, no teníamos sleeping, mis botas estaban rotas. 

Tenía solamente unos pantalones con los que tenía pensado dormir para soportar el frío, eso me obligaba a tener que caminar de mochos, ya que era la otra única prenda que tenía para caminar. ¿Mi morral?: uno pequeño de 30 litros rosado, nada cómodo para caminar. Pero, las oportunidades se presentan una vez. Teníamos todo dispuesto para NO hacerlo, igual lo hicimos.

Himalayas en mochos
Brutos pero decididos

Pitam Deurali, donde empezó esta narración, el pueblito, era un punto clave. Acá Valentina y yo nos separabamos, ya habíamos subido juntos hasta los 4.100 metros de altura, casi hasta el Campo Base del Mardi, nuestra primera ruta rumbo a un hermoso pico nevado. 

Sin embargo, mi alma necesitaba más, quería caminar solo por las faldas del Annapurna, a mi ritmo, con mis normas, tomando mis propias decisiones. Nos abrazamos, le dije que esperaba volver en unos 6 días máximo, no más de eso. Que nos veíamos en el hostal, no teníamos como comunicarnos. Acá empezaba el verdadero camino.

La pregunta eterna: ¿por qué subo montañas?

Es como preguntarse, ¿por qué sonríes? O, ¿por qué te gusta cierto plato de comida, película o canción? Es mi raíz. Subir la montaña no es la meta, es el camino. La cima es solamente un escalón más, que no lleva a ninguna parte, pero que te da todo. ¿Cómo no hacer lo que te hace feliz? Estarías loco si no lo hicieras. Ya dejé de buscar una respuesta y sé que mi alma pertenece a ellas. Así que la dejo fluir.

Empecé a caminar solo, uno no sabe qué es sentir la soledad hasta que tiene que caminar 20 kilómetros diarios, tratando de huir de la lluvia que empezaba a la 1pm, sintiendo ese viento frío, sabio de las montañas. 

Claro que me perdí un par de veces, tomé caminos que no llevaban a ninguna parte, tuve que devolverme, preguntar en señas por el camino a personas locales. Al final, la intuición es tu guía y te lleva por el camino que debe de ser. No hay aciertos ni errores. 

¿Tuve miedo? También, un poco. Le temía al frío en la noche, no me bañé durante esos días, llegaba a pequeñas villas en la montaña, conseguía una habitación, me cambiaba la ropa y desde las 5 de la tarde estaba debajo de unas 7 cobijas, a veces pedía más, bien quieto para que no se entrara el frío. Esperando al amanecer para empezar a caminar y entrar en calor. 

Llegó un día en el camino que se me acabaron las provisiones, no tenía comida, y como bien saben, tampoco tenía mucho dinero y la comida sí que era cara en estos lugares. Un plato de avena caliente podía valer hasta 4 o 5 veces más que lo que valía en la ciudad cercana de Pokhara. Así que tocaba hacer rendir la comida, el dinero y la energía.

Comida en los himalayas
Y no haga sino caminar y quemar calorías

Realmente lo difícil no era caminar, ni la altura. Lo difícil fue que decidimos pasarnos esta misión en modo legendario.¿Qué necesidad? Pues así tenía que ser, el sueño era caminar en los Himalayas y nada nos iba a quitar eso de la cabeza. 

Hubo momentos hermosos, el caminar con esa vista, los ríos, los famosos puentes colgantes, incluso encontré unos pequeños termales en el camino donde solo estaba yo y una familia de babuinos todos desnudos compartiendo un refugio que nos daba la montaña.

No obstante, sin duda llegó el día de las decisiones difíciles, el que te pone a prueba, en el que no puedes durar. 

 

Avalanchas

Yo tenía planeado caminar unos 20 kilómetros diarios, con un desnivel positivo de 1.000 metros. Ese día debía caminar hasta Deurali, dormir y seguir. Estaba motivado, cerca del campo base, encontré a un grupo de personas que iban a continuar, acá el camino se ponía complejo, entrábamos a una zona de avalanchas, un gran valle, había nevado, por lo tanto no había camino, teníamos que abrir huella, no sabíamos qué tan lejos quedaba el próximo lugar para dormir y había una probabilidad de nevada esa noche. 

Decidimos continuar, estas son mis notas de ese día:

Notas himalayas

Las montañas más altas realmente te llevan más adentro. Las montañas son una excusa, allí todo se alinea, respiras aire puro, tomas agua fresca, te pasas horas caminando donde lo único que puedes hacer es estar contigo mismo. Todo se vuelve simple. 

Cuánto nos cuesta compartir con nosotros. Qué difícil se hace pasar tiempo con uno mismo. Nos huimos. Nos da pánico lo que podemos encontrar allí dentro. Sabiendo que no somos más que amor.

Subir montañas solo es una excusa para habitarnos, cada vez más plenamente, un paso a la vez. Ahora imagínese eso con el poder de los Himalayas detrás, con su Kundalini y fuerza vital inundando todo el ambiente. Esta es una de mis aventuras lindas en Nepal, loco sería no haberlo intentado. Gracias Apus.

Hoy estoy en el norte de Tailandia, planeando otra aventura en Nepal en los próximos meses. Porque nunca es mucho. Si llegaste hasta acá te agradezco tomarte el tiempo de leer cada una de mis palabras. 

Lo complejo de los viajes para mí siempre ha sido regresar. Pero nunca me imaginé que en mi viaje de regreso de Nepal a Colombia iba a estar casi preso. Esa es la historia que les espera en el próximo relato: “Encarcelado en Estados Unidos… bueno casi”

Si resuenan con estas palabras y relatos, espero verlos por acá nuevamente.

Con todo el amor,

Nico el calvo.